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domingo, julio 19, 2009

El terror triunfó en otra noche mágica

El concierto sinfónico, acto central del V Festival Internacional de Música de Cine 'Ciudad de Úbeda', volvió a ser un éxito. Muchos protagonistas, mucha música de cine, momentos mágicos y, sobre todo, terroríficos, si tenemos en cuenta que una buena parte de los temas interpretados corresponden a películas de terror que han hecho historia, desde Hellraiser a Suspiria, pasando por Cloverfield.

La Orquesta Filarmonia, dirigida por Pascual Osa, arrancó el concierto con el Himno de BSOSpirit, compuesto hace unos años por Aritz Villodas, ganador este año de Jerry Goldsmith Award.

A continuación fueron las piezas de Patrick Doyle, dirigidas por Joel McNeely, las que sonaron en el patio del Hospital de Santiago. Tras los juegos de cuerdas de "Swordfight" (Hamlet), el magnífico tema romántico de Frankenstein, "The Wedding Night", fue uno de los platos exquisitos de la velada. El gusto de Doyle por las piezas de corte clásico quedó patente en "String Folly", de Gosford Park.

Tras ese tema fue el propio Doyle quien se hizo con la batuta para dirigir una pieza compuesta en homenaje a Emma Thompson, de título "Corasik", localidad escocesa donde tiene una casa familiar. Doyle leyó una carta de la propia actriz, en la que lamentaba no poder estar presente en el concierto.

La parte del escocés prosiguió -de nuevo con la batuta de McNeely- con otro tema memorable, "My Thoughts Be Bloody", de Hamlet, para finalizar con el célebre y festivo "Strike Up Pipers" de Much Ado About Nothing.

Después llegó otro de los momentos mágicos, la suite de Agnes of God, de Georges Delerue, dirigida por McNeely con la atenta mirada de la viuda Colette Delerue. La belleza sonora inundó el patio del hospital.

Una suite de Campanilla y Campanilla 2, del propio Joel McNeely dio paso posteriormente a otra de No me pidas que te bese porque te besaré, de Aritz Villodas. Música preciosista y elegante en ambos casos, antes del cambio de orientación sonora que supuso la intervención de Claudio Simonetti.

El compositor italiano se puso al piano para interpretar, con la colaboración de una de las sopranos del coro, una selección de temas, entre ellos Suspiria, Profondo Rosso y Phenomena.

Tras él fue Michael Giacchino quien se subió al estrado de director. Comenzó con una magnífica suite Perdidos, que incluyó tanto fragmentos tenebrosos con lucimiento de la sección de percusión como elegíacos, con el piano y las cuerdas asumiendo el protagonismo. El impactante "Roar!", de Monstruoso, que pocas horas antes obtuvo el premio Goldspirit al Mejor Tema del Año 2008, fue ejecutado por la orquesta de forma magistral. Luego fue el parisino sonido del acordeón el que entró en escena con la interpretación del tema principal de Ratatouille, al que siguieron los "End Credits" de la nueva Star Trek que ha dirigido J.J. Abrams.

Tras la pausa fue Roque Baños quien se hizo con la batuta. Su suite de Torrente fue la parte divertida y friki de la noche, en especial cuando Santiago Segura subió a cantar "Misión en Marbella".

El siguiente tramo del concierto correspondió a Fernando Velázquez, que dirigió una suite de El hombre esponja, presentada por J.A. Bayona. El ganador del Goldspirit a la Mejor BSO de Videojuego, Wataru Hokoyama, estuvo también brillante dirigiendo algunos temas de su partitura para Afrika, y a continuación Pascual Osa se puso al mando para la interpretación de una suite de El lince perdido, del Compositor Revelación del Año, Sergio de la Puente.

Quedaban aún balas en la recámara que aseguraban un final de concierto excepcional. Las primeras se enmarcaban en el terreno de la belleza, la elegancia y la sensibilidad. La interpretación de Un hombre y su perro, con Philippe Rombi al piano, fue otro de esos momentos que llegan a lo más profundo. Lo mismo se puede decir de Angel, cuyas piezas -el tema principal y la obertura- fueron dirigidas por el propio Rombi. Y nadie duda que el "Hymne des Fraternisés", de Feliz Navidad, sonó sublime.

Y para cerrar el concierto, los coros volvieron a lucirse en la suite de Hellraiser y Hellraiser 2, una conclusión magistral que Christopher Young agradeció al público con una máscara de Pinhead en la cabeza. ¡Impagable!