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viernes, julio 17, 2009

Patrick Doyle: El lápiz y la batuta

Patrick Doyle y James Shearman han protagonizado esta mañana una concurrida charla especial de aniversario en la que dieron cuenta de la comunión particular entre el compositor de una partitura y el arreglista-orquestador de la composición.

Repasando la frúctifera relación que mantiene con James Shearman desde 1998, año en que compositor y orquestador concurrieron en la banda sonora de Grandes esperanzas, Doyle echó de menos la singularidad de las viejas pizarras de las salas de montaje en las que toda la partitura de una película quedaba ejecutada a los ojos del orquestador, "pero también a los del montador, productor o realizador", con ideas concisas y a la vez dinámicas de la creación musical, dejando al descubierto el árduo trabajo de síntesis e inventiva que el compositor relega a manos del orquestador para que éste, a su vez, lo adapte a los tiempos requeridos y a las posibilidades orquestales contempladas en producción. "El trabajo de todos quedaba bien explícito de este modo."

Doyle admite que los ordenadores han simplificado enormemente el proceso de creación y adaptación orquestal de los temas musicales para el cine; sin embargo, juzga indispensable una entente feliz de compositor y orquestador, "una suma confianza que permita a uno levantar al otro a las dos de la mañana para resolver una coda, un tono, o la competencia particular de un determinado instrumento..."

El compositor escocés dice sentirse cómodo y feliz trabajando con ordenadores, aunque reconoce que algunos temas de su partitura para Harry Potter y el cáliz de fuego quiso acabarlos a puño y lápiz, "constatando que de este modo podía introducir en su música distintas texturas, un punto de vista más personal, particular." Para suerte de Doyle, Shearman adivinó perfectamente esas peculiaridades y supo trasladarlas a su batuta.